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Un paso tras otro,
con mi ojos vendados por tus manos
y mis pies guiados por tus palabras.
De espaldas a lo desconocido,
Sin permiso para reaccionar,
Sin permiso para girar,
Sin permiso para preguntar.
Tus melódicas promesas me tenían envuelta,
y sin pensarlo dos veces te dejé guiarme a donde quieras,
Nunca pensé que las mil respuestas que obtuve,
fueron todas mentiras,
y en realidad todas las decisiones fueron para tú solo beneficio.
Fue muy tarde cuando me di cuenta,
ya estaba cayendo cuando me di cuenta,
las paredes del barranco eran mi nuevo paisaje,
y al fondo pude ver tus brazos segundos después de soltarme.
Desesperadamente intenté aferrarme
y aunque te rogué, tu cara no hizo ni una mueca,
cómo a juguete viejo te deshiciste de mi,
y no te tomó ni un minuto darte la vuelta y desaparecer de ahí.
mis más grandes miedos aparecieron mientras caía,
las lágrimas en mis ojos no eran comparables al océano negro que explotaba en mi,
y el agua llena de tristeza sirvió como magneto y me atrajo directamente al suelo.
Pegada a la tierra sin fuerzas para morir o vivir,
con las últimas imágenes repitiéndose incansablemente en mi mente:
tus brazos soltándome,
tus cara sin expresión,
tus pasos huyendo,
que no te importe nada,
a pesar de que un día antes me dijiste que me amabas.